Epístola
Ve debes irte, tienes que alcanzar tú meta, si en el camino te enamoras de alguien,
y él es bueno no lo apartes de ti, la felicidad no es constante y debes tener
más momentos felices. Yo te amo con todas mis fuerzas, pero el amor también es
dejar ir, y aunque hoy el corazón se me desgarre tengo que dejarte. Tú eres mi
felicidad, pero yo para ti no, ¡Como duele esa realidad! Aquellos que conocen de eso, sabrán de lo que hablo, incluso tú, seguro que hubo alguien que querías pero él a
ti no.
Estudia, diviértete mucho, tú eres única y sé que lograras tú
meta, cuando volvamos a vernos, espero que este sentimiento que siento por ti, lo haya enterrado para siempre, a si podré ser
tu amigo como lo he sido, pero ahora, sin que me duela el pecho cada vez que te vea. Por favor no te enojes si te escribo esto, es
porque sentía la necesidad de decirte, que voy a purificarme, ahora soy yo el que
necesita lograr sus metas, buscar mi camino, y estoy seguro que tú deseas que
lo haga, siento que tengo que hacer lo
que me hace feliz. Algunas las estaba haciendo sólo por complacerte, pero tengo
que aprender a que tú no estarás y eso no me hace feliz, pero debes confiar en que
lo que voy hacer, es realmente lo que quiero. Te dejo, voy a dar una vuelta y regresare, si aún
quieres ser mi amiga, yo seré tu amigo para siempre, cuídate, cuídate mucho y recuerda que
este poeta te desea que seas feliz aunque no sea a su lado. Te quiero no lo olvides,
yo nunca te olvidare.
Carlos Vázquez Nieto